Me he dado cuenta de dos cosas en estos dos días.
La primera es que la gente por naturaleza es amable, desde aquí quiero dar las gracias a Andrea y a su padre por llevarme desde la estación de Irún al albergue de Hondarribia y también a la pareja que me bajó a Irún tras desfallecer mentalmente.
La segunda cosa es que no se puede huir de los problemas hay que afrontarlos y a más a más no puedes hacerles frente solo, necesitas esos pilares llamados amigos (no voy a dar nombres puesto que sabéis de sobras quienes sois)
Me levanto por la mañana con una idea muy clara en la cabeza, este es mi viaje y esta será mi vía de escape, es lo que necesito, reordenar mis ideas y aclarar las cosas que he dejado atrás.
Empiezo a andar disfrutando sin dar vueltas a la cabeza, veo las fiestas de Hondarribia, dónde miles de hombres desfilan por las calles desde las 7 de la mañana, pero después de 4 horas andando empiezan a venirme pensamientos negativos que intento controlarlos pensando que voy a llegar y que las cosas se calmaran, pero las cosas no se calman y toco fondo cuando me extravío del camino y sigo por un sendero que no es, más de 1h 30' fuera de ruta y en dirección opuesta a sido demasiado para mi ya frágil estado mental.
La cabeza no esta por lo que tiene que estar y si no se puede ir al 100% mejor no ir.
Ahora escribo estas lineas esperando el autobús que me llevará a la cruda realidad, volveré a la rutina y espero que el día a día y afrontando los problemas y no huyendo lo ponga a todo en su sitio.
Hay cafés que sientan a gloria y conversaciones telefónicas que te abren la mente.
Gracias a todos los que me respondisteis.
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