Primera parada de estos días, Praga.
El vuelo llega al aeropuerto a las 9:10, cosa que nos permite aprovechar desde el primer momento la ciudad.
Nada más llegar al Hostel al ser tan temprano todavía no nos dejan hacer el check in puesto que están limpiando las habitaciones y que no podremos acceder a la habitación antes de las 14, pero nos ofrecen la opción de guardar las maletas en una taquilla para poder ir a visitar la ciudad a nuestro aire.
Y eso es lo que hacemos, que para eso hemos venido, guía, mapa y cámara de fotos en mano nos decidimos a familiarizarnos con la ciudad.
Empezamos por la parte vieja que es lo que más a mano nos queda ya que el Hostel esta situado a escasos 10 minutos de aquí.
Eso sin antes pasarnos por la plaza de Wenceslao y visitar alguna de sus galerías con alguna que otra estatua un poco extraña.
Y sin darnos cuenta nos plantamos en todo el bullicioso centro, dónde se encuentra el reloj astronómico único en el mundo y que según cuentan la leyenda, el propio constructor y diseñador del reloj perdió el brazo para ir a inutilizar el reloj después de que le arrancasen los ojos para que no pudiera construir otro igual y fuera ese el reloj más bello y único del mundo, otra curiosidad al respecto es que los 12 apóstoles que aparecen cada vez que toca el reloj no tienen ojos.
Otra de las cosas que cuentan es que si el reloj deja de tocar se producirá una gran catástrofe (aunque esto también lo oímos del campanario de la catedral del castillo, así que..)
La plaza de la ciudad vieja o la iglesia de Nuestra Señora de Tyn entre otros palacios también se encuentran aquí.
La curiosidad de la iglesia de Tyn es que se encuentra encerrada entre dos palacios por lo que no tiene una gran fachada, de hecho Tyn en checo significa literalmente encerrado.
Un poco más allá y alejándonos un poco del centro histórico vemos una escultura llamada Hang Out (el colgado) que curiosamente se parece a Freud y en este momento es en el que decidimos que podemos ir a callejear antes de que la noche se nos eche encima.
Desde la plaza de la ciudad vieja se accede fácilmente al barrio judío uno de los mejores Ghettos conservados tras finalizar la 2a Guerra Mundial, ya que según se dice, Hitler al vencer la guerra quería venirse a vivir a Praga, puesto que era una ciudad que le gustaba y dejar en el barrio judío unas pocas familias viviendo a modo de museo viviente y que el por las mañanas pudiera pasear por allí y contemplarlos "en su hábitat natural", por suerte esto no acabo así.
Otro de los puntos que por supuesto no puedes olvidar de visitar es el Castillo de Praga, y como no accedemos a el mediante uno de los puentes más conocidos el Puente de Carlos IV, que es el que une el centro de la ciudad con la colina en dónde se encuentra el castillo.
Si puedes desviarte un centenar de metros nada más cruzar el puente, baja unas escaleras y rebusca entre sus callejuelas para encontrarte con el Muro de Lennon.
Se conoce como castillo pero a mi parecer es más como una fortaleza, dentro puedes encontrar no tan solo el castillo si no que también se encuentra la catedral de Praga y alguna que otra iglesia ahora convertidas en museos, pero sin duda y si puedes asiste a las 12 a visitar el castillo y poder disfrutar del cambio de guardia que se produce en la entrada principal.
Si tienes algo de tiempo te recomiendo que te pierdas un poco y subas a las colinas que rodean Praga y poder disfrutar de las vistas que desde aquí podrás encontrar, desde el barrio judío puedes subir al gran metrónomo (construido tras la WWII y que simboliza que desde entonces ellos son los que marcan el tempo de su vida) y desde aquí sin dejar en ningún momento las colinas ir al castillo y un poco más allá para disfrutar y subir a la torre Eiffel checa (orgullo de los checos ya que la suya es mas alta que la de París)
Y no os olvidéis de ir a visitar el castillo que hay mas al sur siguiendo el Moldavia, en donde también disfrutareis de unas vistas a Praga y al castillo, estupendas y de camino os podéis encontrar con cosas como la casa danzante.
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